Nadie les da el crédito suficiente al emprendedor. El solo hecho de emprender, de comenzar algo nuevo, es digno de ser reconocido. Siempre dije que en Argentina se encuentran los mejores emprendedores. La necesidad y la voluntad de salir adelante, al mismo tiempo de querer concretar nuestros sueños, nos hace únicos en nuestra especie.
En la charla el jueves pasado de Endeavors, muchos oradores hablaron sobre sus compañías, sus proyectos y como sus sueños se dieron paso ante crisis y contratiempos. Algunos con mayores oportunidades que otros pero todos, al unísono dijeron lo mismo: este no era su primer emprendimiento.
El caer y volver a subir del caballo es lo que hace un emprendedor lo que realmente es: un luchador. No me gusta llamar fracasos a los sueños que no llegaron hasta el punto en el que queríamos, sino que tuvieron su lugar en nuestra vida y dieron paso a una inmensidad de experiencia y conocimiento para que hoy vos, que tenés un sueño y lo querés cumplir, sepas qué hacer y que no hacer.
El problema llega cuando, al empezar, somos el hombre (o la mujer) orquesta. Nos encargamos de la materia prima, de armar el producto o diseñar el servicio, de publicitar lo que hacemos. El estar encima de todo. Y eso, casi siempre, termina siendo contraproducente. Se nos hace agua por todos lados y nos desbordamos. Me ha pasado a mí, seguramente a vos también.
Acá entramos nosotros, nosotros como colectivo de marketing digital no sólo MooSa. Entramos a ayudarte y darte una mano. En nuestro blog pasado hablamos del poder de las redes sociales para tu empresa. Hoy te venimos a hablar sobre la importancia de delegar para crecer. Ninguno acá es un superhéroe, aunque pensemos que sí lo somos y hasta desafiemos la leyes del tiempo y espacio y más de una vez logremos lo imposible.
Delegar es indispensable para poder seguir y evolucionar. A veces cuesta compartir el timón, pero si todos vamos para el mismo lado, el de crecer, la dirección es la correcta. Hoy quisieramos que nos conozcas, que sepas lo que hacemos porque somos como vos, emprendedores. Gente que sabe por lo que pasas, que se ha caído de caballos y se ha subido a otro distinto pero siempre con la misma premisa: hacer lo que amamos. Suena cursi, pero es real. Porque quien hace lo que ama, nunca trabaja un día en su vida.
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